Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí creerme tus verdades y creerme a medias tus mentiras, elegí que no quería otros abrazos, ni otras manos deambulando por mi pelo, elegí que tú fueras mi locura y mi cordura. Elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicta a ti, y me arrepentí.
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Pensamientos en el olvido